En esta cautivadora obra de arte digital, un astronauta en Marte contempla con asombro la llegada de un meteorito a la Tierra. Con una Coca-Cola en la mano, la escena combina la grandeza del cosmos con la humanidad, recordándonos que incluso en la exploración espacial encontramos momentos de familiaridad y asombro. El astronauta, inmerso en el paisaje marciano, observa cómo el meteorito ilumina el cielo terrestre, creando un extraordinario contraste entre lo celeste y lo mundano. Esta pieza nos invita a contemplar nuestra conexión con el universo y cómo los pequeños placeres se pueden compartir en los lugares más remotos.